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domingo, 13 de noviembre de 2011

Verdades y Engaños

“El señor elogió al mayordomo injusto porque había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz” (Lucas 16:8).

Víctor Lustig. Para muchos, el mayor
estafador de todos los tiempos
Uno de los fraudes más colosales de la historia fue cometido por Víctor Lustig, quien ha pasado a la historia como el rey de los estafadores del siglo XX y uno de los más grandes de todos los tiempos. Su “currículo” dice que poseía más de 45 aliases, dominaba cinco idiomas diferentes, fue arrestado más de cincuenta veces solamente en los Estados Unidos - ya ni contemos en Europa- y se hacía pasar por hombre de la nobleza cuando le era conveniente hacerlo.

Este individuo llegó en uno de sus viajes trasatlánticos con un cómplice, "Dapper Dan" Collins, a la ciudad de París. Mientras se encontraba leyendo el periódico una apacible tarde, Lustig alcanzó a notar un pequeño reporte en el cual se decía que la torre Eiffel necesitaba reparaciones muy extensas. En efecto, el costo de las reparaciones era tan prohibitivo, que se especulaba que el gobierno ya estaba pensando si no sería mas conveniente el desmantelarla antes que el gastar dinero en repararla.

Victor Lustig decidió que debía hacer algo al respecto. Primero, falsificó papeles que lo identificaban como Director General del Ministere De Postes et Telegraphes del gobierno francés. Después envió sendas misivas de apariencia oficial a los dueños de industrias metalúrgicas más importantes de Francia citándolos a una conferencia privada en la suite de un hotel distinguido en Paris (algunos afirman que fue en la misma torre) para vender el monumento por piezas al mejor postor.

Por supuesto, Lustig apuntó que vender la torre era una decisión muy controversial, puesto que por alguna razón inexplicable, había todavía muchos ciudadanos franceses que se encontraban encariñados con ella, y si supiesen del plan de desmantelamiento, podrían producirle problemas al gobierno. Era necesario pues, guardar la más estricta confidencialidad.

Cuatro días después, los industriales sometieron su oferta para comprar la torre. Pero a Lustig no le importaba cuál oferta era la más grande, sino cual de los industriales era el más "estafable". La afortunada víctima fue un señor llamado Andre Poisson. Lustig llama a Poisson y le anuncia la feliz noticia: su empresa había ganado la licitación. Pero había un pequeño inconveniente, sin embargo. Lustig le pasa a relatar a Poisson de las enormes privaciones que un servidor del gobierno francés sufre a causa de las limitaciones en su paupérrimo salario, y a pesar del salario bajo, el gobierno francés exige a sus trabajadores el vestirse de manera que refleje más de lo que son, etc. Poisson se dio cuenta de que Lustig estaba a la búsqueda de una coima (soborno) puesto que de lo contrario la licitación se le iba a ir de las manos. Inmediatamente busca en su bolsillo y le ofrece un fajo de dinero, el cual Lustig acepta compungidamente.

Después de este glorioso hecho, Dapper y Lustig salen corriendo hacia Viena con la recompensa de sus esfuerzos: el dinero de la "venta" y el fajo del soborno. Tal como Lustig lo había calculado, Poisson nunca lo denuncia puesto que estaba demasiado avergonzado de haber caído en una trampa tan burda.

Esta sorprendente historia me hace pensar en la declaración de Jesús: “los hijos de este siglo son más sagaces en las relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz” (Lucas 16:8). ¿Cómo pudieron estos grandes empresarios caer de forma tan torpe? ¿Qué tenían las palabras de este hombre que pudieron convencerles tan fácilmente? Evidentemente, Víctor Lustig sabía cómo hacer que una mentira pareciera verdad. Por otro lado, era un hombre preparado, de palabras convincentes, se mantenía actualizado… Definitivamente, Lustig se entregaba a su “trabajo”.

Lamentablemente, los hijos de la luz con frecuencia tratamos nuestra verdad como mentira. Tenemos un evangelio transformador, poderoso, cargado de esperanza y certeza, y por otro lado un mundo necesitado, angustiado, en busca de esperanza. Por momentos pareciera que muchos de nosotros no estamos seguros de lo que hemos creído. Con la solución en nuestra mano derecha, la ofrecemos a los demás de forma difusa y desvalorizada, si es que la ofrecemos.

En este día, seamos un poco más sagaces en la búsqueda de la redención de otros. Representemos el reino de Dios, un reino de justicia y de verdad, con palabras firmes y actitud segura, pues no estamos estafando al mundo, estamos salvando al mundo. Pide firmemente a Dios: “Señor, ayúdame a usar todas mis capacidades personales en la testificación. Permíteme hacerlo con la seguridad y firmeza con la que otros representan ideales menos sublimes”.

1 comentario:

  1. MUY BUENO, ES UNA GRAN VERDAD, NECESITAMOS MÁS SEGURIDAD Y CONVICCION DE LO QUE TENEMOS, Y PRESENTARLA CON MAS AUTORIDAD. BENDICIONES PASTOR NEILYN. PR. TONY SANDOVAL

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