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domingo, 16 de octubre de 2011

El Precio de la Libertad

Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud (Gálatas 5:1)
Peter Fetcher, joven de 18
años abatido en Berlín.

La libertad es un derecho inalienable del ser humano, es decir, que no se puede quitar. Sin embargo, no siempre ha sido así. Son muchos los que han caído abatidos antes de que las brisas de la libertad soplen en sus pueblos.

Peter Fechter  fue un obrero de la construcción alemán, que a la edad de 18 años se convirtió en primera víctima del muro de Berlín, y probablemente la más notoria. Aproximadamente un año después de la construcción del muro, Fechter intentó escapar de República Democrática Alemana (RDA) junto con su amigo Helmut Kulbeik. El plan consistía en esconderse en un taller de carpintería cerca del muro, para observar el movimiento de los guardias desde allí y poder saltar desde una ventana en el momento adecuado hasta el llamado corredor de la muerte (una franja de tierra entre el muro principal y un muro paralelo que recientemente se había empezado a construir) y correr por el mismo hasta una pared cercana a “Checkpoint Charlie” –la puerta de acceso más famosa entre las dos alemanias- , en el distrito de Kreuzberg en Berlín occidental.

Sin embargo, cuando intentó escalar el muro, los guardias dispararon. Aunque Kulbeik logró atravesar el muro, Fechter fue alcanzado en la pelvis, a la vista de cientos de testigos. Él cayó de nuevo hacia el corredor de la muerte del lado este, donde quedó a la vista de la gente situado en el lado occidental, entre la cual se incluían periodistas. A pesar de sus gritos, no recibió ayuda médica de ninguna parte y se desangró hasta morir aproximadamente una hora más tarde. Se formó una manifestación espontánea del lado oeste que gritaba asesinos a los guardias de frontera.

Se ha atribuido la ausencia de asistencia a Peter Fechter al miedo mutuo. Desde Alemania Occidental no se permitió a los transeúntes ayudarlo, inclusive con amenaza de armas. Igualmente, el jefe del pelotón de frontera de la RDA afirmó haber tenido miedo de intervenir, dado que se presumía que tres días antes, en otro incidente, un soldado de la RDA había muerto por un disparo de un soldado occidental. Finalmente, pasada una hora del disparo, el cuerpo de Peter Fechter fue retirado del lado oriental.
Un final trágico, doloroso y solitario. No hubo uno que se atreviera a extender la mano. Nadie fue lo suficientemente valiente o solidario como para asistirlo. ¡Su sueño de libertad le costó la vida, así como a más de 400 después de él! Sin embargo, con su muerte, muchos comenzaron a soñar con la restauración de Alemania. 27 años después, el muro de Berlín cayó, y familias separadas por años de guerra fría volvieron a unirse.

Hubo Uno que derramó su sangre mucho antes para darnos la libertad. Él, al igual que Fechter, murió sin tener alguien que se compadeciera de su dolor. Muchos fueron testigos de su injusta muerte. Diferente a Fetcher, él guardó silencio. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:7).

Un soldado retira el cuerpo inerte de
Fetcher, asesinado a la vista de cientos
de personas cuando intentaba pasar el muro.
En este día, sabiendo que su muerte fue por nuestra libertad, no permitamos que su sacrificio sea vano en nosotros. Pide al Señor conmigo: “Ayúdame, oh Cristo, a valorar tu sacrificio por mi libertad. Hazme verdaderamente libre”.

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